lunes, 22 de abril de 2024

ALMUDENA. UNA BIOGRAFIA de Aroa Moreno Durán y Ana Jarén.

Editorial: Lumen
Fecha publicación: febrero, 2024
Precio: 21,90 €
Género: biografía ilustrada
Nº Páginas:168
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 9788426426536
[Disponible en eBook]

Autoras

Aroa Moreno Durán nació en Madrid en 1981. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense, especialista en Información Internacional y Países del Sur. Ha publicado los libros de poemas Veinte años sin lápices nuevos (Alumbre, 2009) y Jet lag (Baile del Sol, 2016). Es autora de las biografías de Frida Kahlo, Viva la vida, y de Federico García Lorca, La valiente alegría (ambas en Difusión, 2011). La hija del comunista es su primera novela.

Ana Jarén (Sevilla, 1985) inició su carrera profesional en el sector de la comunicación de moda, donde empezó a desarrollar sus primeros trabajos como ilustradora. Tras vivir en Reino Unido y Bélgica, regresó a España en 2017.

En su obra, Ana se fija en las escenas del día a día, las personas y los espacios que habitan, deteniéndose en los pequeños detalles. Ha colaborado con numerosas marcas y medios de comunicación como The Washington Post, Fnac o Vogue, entre muchos otros. Es la autora de Escritoras. Una historia de amistad y creación (Lumen, 2023) junto a Carmen G. de la Cueva, Astrología para colorear (2022) y Amigas (2020). Almudena. Una biografía (Lumen, 2024), junto a Aroa Moreno Durán, es su última obra.

Sinopsis

Pocas escritoras de finales del siglo XX y principios del XXI han sido más leídas, han aunado tantos premios, crítica y lectores y han suscitado tal admiración y amor como Almudena Grandes. Lectora voraz, Almudena escribió para que su generación lograra ser tan moderna como lo había sido la de sus abuelas durante la Segunda República. Empeñada en recuperar las huellas de un pasado oculto por la dictadura, investigó, descubrió y ficcionó los márgenes de un país olvidado, haciendo de la memoria el eje central de su obra literaria y convirtiéndose en una rastreadora de personajes y de historias. Pero Almudena no solo tenía el secreto de la literatura, sino que supo acertar con la vida para mantener siempre la alegría intacta. Estas páginas son un viaje por los años y las palabras de una mujer comprometida con su tiempo, pero, sobre todo, con los libros.

Como otras autoras de su generación, Aroa Moreno Durán creció leyendo a Almudena Grandes y tuvo la gran suerte de conocerla. En este libro reivindica su memoria y su obra y, junto con Ana Jarén, le rinde un emocionado homenaje.

[Información tomada directamente del ejemplar]

«La literatura es vida de más»

Eso es lo que decía Almudena Grandes, cuando le preguntaban qué era la literatura o qué implicaba en nuestras vidas. Creo que no puede haber una definición mejor. Vida de más, más vidas, otras vidas, diferentes a la nuestra. Sin la menor duda, la literatura enriquece, nos hace más sabios, nos llena. Eso es lo que hacen las novelas de Almudena Grandes, enriquecernos, hacernos vivir otras vidas, explorar otras épocas, llenarnos y convertirnos en personas más sabias. Y eso es lo que hace el libro del que quiero hablaros hoy, Almudena. Una biografía de Aroa Moreno Durán y Ana Jarén, un nuevo libro ilustrado que a mí me llenó de alegría. 

Moreno y Jarén son las encargadas de anclar aún más la figura de Almudena Grandes a nuestras vidas y lo hacen a través de un libro que es una belleza, lo mires por donde lo mires. La autora de tantas y tantas novelas fantásticas nos abandonó en noviembre de 2021, dejando huérfanos a sus lectores. Cierto es que nos quedan sus libros, pero nos falta ella. Ella, que tan bien escribía, que nos regalaba historias profundas, con personajes inolvidables. Ella, que llenaba las salas en cada una de sus presentaciones, que hablaba con sus lectores, que se llevaba horas firmando ejemplares. Nos quedan sus novelas, sí. Pero nos falta ella.

Almudena. Una biografía nos acerca a la vida de Almudena Grandes, explorando diferentes ángulos de la escritora. El texto de la obra pertenece a Aroa Moreno Durán quien, en las primeras páginas, nos relata cómo llegó a conocerla y lo que significó en su vida. Fue a través de una llamada de teléfono. Al otro lado de la línea, la voz grave de la autora de Malena es un nombre de tango daba la enhorabuena a Aroa. Acababa de ganar el Premio Ojo Crítico de Narrativa 2017 con su primera novela, La hija del comunista, de cuyo jurado Almudena formaba parte. A partir de ahí, Moreno nos cuenta los encuentros que tuvo con la autora, lo mucho que ella la ayudó, y la generosidad que siempre mostró a la hora de recomendar aquella primera novela. 

Pero esas primeras páginas no son más que una íntima introducción. La verdadera intención de este libro es coger de la mano al lector para hacer un recorrido por la vida de Almudena. De este modo, conoceremos cómo transcurrió la infancia de la novelista, en qué lugares vivió, sus orígenes familiares, qué miembro de su familia le introdujo el gusanito de la Literatura en el cuerpo, sus primeras lecturas o cómo empezó a escribir cuentos de pequeña. Este sendero por la vida de Almudena nos hablará de Manuel y Benita, los padres de la escritora. y cómo ella huyó de ese destino que veía en su madre.


«Educada en el franquismo, representaba para su hija todos los valores femeninos que ella rechazaría después. Benita era el último modelo de mujer al que Almudena querría parecerse». [pág. 26]

 

Benita murió muy joven y su padre se casó varias veces. 

Pasaremos fugazmente por la juventud de la escritora, por sus años universitarios, o por los años en los que trabajó en una editorial, un trabajo que le sirvió para crear cayo y practicar la escritura.


«En aquella época, Almudena trabajaba para la editorial Anaya, donde realizaba diferentes oficios y escribía textos por encargo. Se ocupaba, por ejemplo, de escribir guías turísticas, pies de fotos y enciclopedias». [pág. 43]


Compartió tiempo y espacio con nombres como Oscar Ladoire, Fernando Trueba o Antonio Resines. Fueron los años de la movida madrileña. Madrid estaría siempre muy presente en sus novelas. Con 22 años llegó el primer matrimonio y el nacimiento de su hijo Mauro. En temas de amores, llegará también el momento para Luis García Montero y la hija que tuvieron en común, Elisa.

Pero, obviamente, este libro hace repaso a las novelas de Almudena Grandes. Se nos hablará de Las edades de Lulú, novela con la que ganó el Premio Sonrisa Vertical. Sabremos qué ocurrió con sus siguientes publicaciones como Te llamaré Viernes o Malena es un nombre de tango. Y poco a poco llegaremos a su gran proyecto, Episodios de una guerra interminable, que también ha quedado huérfano como sus lectores. Ya sabemos que algunas de sus obras han sido adaptadas y aprenderemos cuáles eran sus rutinas a la hora de escribir, o lo que significaba para ella el oficio de la escritura, que nada tiene que ver con la aparición repentina de ideas brillantes e inspiraciones venidas de quién sabe dónde, sino con un trabajo constante, que obliga a sentarse a la misma mesa, día tras día, insistiendo en la historia a construir.

En Almudena. Una biografía vamos a tener acceso a las declaraciones de la escritora, la vamos a ver entre fogones, organizando comidas para sus amigos, o disfrutando de un partido de su Atleti. Moreno echa mano de todo lo dicho y escrito por Almudena a lo largo de sus sesenta y un años de vida. La busca en sus novelas, que ha releído, en las entrevistas que concedió, en las intervenciones radiofónicas y en sus artículos periodísticos. Llegará a pasar una temporada en la casa familiar de Rota, impregnándose de la esencia de Almudena, que aún se mantiene intacta entre los muros de aquella casa, un paraíso para la autora. Conversará con Luis García Montero, con Gonzalo y Manuel, los hermanos de Almudena, con los hijos que cada uno aportó al matrimonio, o con Elisa, la hija común. Y, cómo no, se nos hablará también de su muerte y el impacto que generó. Todo ello para construir de nuevo a la mujer, para darle tridimensionalidad, forma y volumen. Para resucitarla y dejarla entre nosotros.

Y todo ello, fantásticamente adornado con las ilustraciones de Ana Jarén, la encargada de dar color a esta joya. Conocí las ilustraciones de esta sevillana a través de otro libro maravilloso, igualmente publicado por Lumen. Me refiero a Escritoras, obra en la que compartió autoría con Carmen G. de la Cueva. En los dibujos de Ana Jarén, a veces a doble página y llenos de detalles en los que posar la mirada, intuimos instantes del pasado inmortalizados en una fotografía o vemos escenas imaginadas por la ilustradora, mostrando a Almudena Grandes a corta distancia, como gran escritora, firmando libros, o dando un pregón en las fiestas de San Isidro, desde el balcón de la Casa de la Villa,  pero también como una persona cercana y familiar, protagonizando escenas domésticas como la elaboración de unos chipirones en su tinta. Es muy fácil reconocer a Almudena Grandes en los dibujos de Ana Jarén. Vemos a una mujer como ella era, grande, de pelo negrísimo, con aros que pendían de sus orejas, y el cigarrillo en los dedos, combinando las dos facetas de su vida: la personal y la profesional. Es fácil reconocerla a ella pero también a las personas que la rodearon, a Luis García Montero, Marta Sanz, Belén Gopegui, Lucía Etxebarría o la propia Rosa Montero.






Así que texto e ilustración se complementan mutuamente, dando lugar a una obra de esas que lectores como yo, acostumbran a atesorar y a cuidar como un bien preciado.

Qué me ha gustado de este libro

Es fácil de responder. T-O-D-O. Me ha encantando acercarme a Almudena Grandes como persona, como mujer. O como nieta, hija, hermana, novia, esposa y madre que fue. Porque su parte literaria y más pública es más conocida pero, a través de Almudena. Una biografía, he descubierto un sinfín de detalles maravillosos y tiernos sobre la escritora. Por ejemplo, ella quiso rendir homenaje a su abuelo paterno Manuel, un fontanero al que le gustaba escribir poesía, que le regaló una edición juvenil y en prosa de la Odisea al hacer la primera comunión (aunque ella había pedido un tutú)con el que tenía una unión especial. 


«A él le oyó la escritora los primeros versos de su vida. Pero, sobre todo, aquel hombre hacía algo que Almudena supuso que hacían todos los abuelos y que, sin embargo, después descubrió que era excepcional: la escuchaba». [pág. 21]


Tan importante fue aquel hombre en su vida que, si en sus novelas aparecía un abuelo, siempre se llamaría Manuel. 

Almudena. Una biografía es de esos libros que a mí me gustan. Esos que te «obligan» a frenar la lectura para corroborar un dato, para buscar más información. Porque, ¿tú sabías que Almudena hizo cine? En 1982 se estrena A contratiempo, dirigida por Oscar Ladoire, donde Almudena hizo un pequeño papel (puedes verla aquí). Tenía solo 22 años y aún no sabía lo que sus letras llegarían a ser con el tiempo. 

Hay tantas y tantas cosas que este libro te descubre sobre ella. ¿Sabías que vivió en la casa donde residió y murió Manuel Machado? Él y ella se asomaron al mismo balcón.

Y luego, cuando nos adentramos en su relación con García Montero que, al principio, tenía algo de clandestinidad, Moreno cuenta lo justo y siempre desde un grandísimo respeto. Y el lector se convierte también en cómplice del amor de la pareja. Probablemente, Almudena Grandes no se puede entender sin el que fuera el gran amor de su vida. Como a Luis García Montero tampoco se le puede entender bien sin la presencia de Almudena en su vida. 

Estructura y estilo

Almudena. Una biografía se compone de un total de ocho capítulos, acompañados de introducción y epílogo. Entre ellos, y como mención aparte, se resaltan diversas cuestiones como el cambio de nombre de la estación de Atocha, tras su muerte -ahora se llama Puerta de Atocha-Almudena Grandes-, el oficio de escribir, la cocina, el Atlético de Madrid, el gato Negrín que dormitaba a sus pies mientras ella escribía.

Moreno escribe desde el corazón y eso se percibe en un estilo cercano e intimista. Hay objetividad en su narración, pero en la misma asoma el cariño y la admiración que la autora sentía por la novelista.


Almudena. Una biografía es un libro escrito desde el amor, el respeto y la admiración. Me ha encantado leer este libro y conocer algo más sobre la novelista, descrita en este libro como una mujer desinhibida, divertida, fuerte y «de cabellera negra y asalvajada». Una gran escritora y un gran libro este, que no te puedes perder.


Sinopsis: Pocas escritoras de finales del siglo XX y principios del XXI han sido más leídas, han aunado tantos premios, crítica y lectores y han suscitado tal admiración y amor como Almudena Grandes. Lectora voraz, Almudena escribió para que su generación lograra ser tan moderna como lo había sido la de sus abuelas durante la Segunda República. Empeñada en recuperar las huellas de un pasado oculto por la dictadura, investigó, descubrió y ficcionó los márgenes de un país olvidado, haciendo de la memoria el eje central de su obra literaria y convirtiéndose en una rastreadora de personajes y de historias. Pero Almudena no solo tenía el secreto de la literatura, sino que supo acertar con la vida para mantener siempre la alegría intacta. Estas páginas son un viaje por los años y las palabras de una mujer comprometida con su tiempo, pero, sobre todo, con los libros.

Como otras autoras de su generación, Aroa Moreno Durán creció leyendo a Almudena Grandes y tuvo la gran suerte de conocerla. En este libro reivindica su memoria y su obra y, junto con Ana Jarén, le rinde un emocionado homenaje.

jueves, 11 de abril de 2024

MARIA ORUÑA: ❝Hay que hablar de la literatura infantil con mucho respeto❞

Menuda sorpresa me llevé cuando supe que María Oruña acababa de publicar un cuento infantil. Como lectores, estamos acostumbrados a sus novelas de adultos, historias llenas de misterio, suspense y crímenes. Sin embargo, la autora gallega se adentra ahora en el mundo infantil y juvenil, a través de un cuento titulado El tren fantasma, editado por Anaya Infantil y Juvenil. El tren fantasma nos cuenta la historia de Alan, un niño de seis años que nunca quiere irse a dormir. Para convencerlo, su padre le contará un cuento, una historia llena de aventuras y magia, que activará la imaginación del niño.

Con María Oruña estuve hablando la semana pasada por teléfono y esto es lo que me contó.

© Silvia Parada
Marisa G.- María, un placer saludarte desde Sevilla. Tú andas por el norte, ¿no? Creo que sueles estar por Galicia.

María O.- Sí. Soy de Vigo y vivo en Vigo. Lo que pasa es que la vida de los escritores no es tan bohemia como pensamos. Al final, andamos trotando de un día para otro, con la maleta siempre a los pies de la cama. 

M.G.- Claro, claro. Bueno, vamos a hablar de este libro que acabas de publicar. Todos te conocemos por tus novelas de género negro. Te confieso que me llevé una sorpresa cuando recibí el correo de la editorial, y veo tu nombre en un libro infantil. ¿Por qué escribir este cuento? ¿Por qué probar con este género?

M.O.- No fue algo deliberado, o con un objetivo comercial. No es que quisiera probar en este género. Además, en el mundo infantil y juvenil, hay autores increíbles en España. Es un género difícil porque no es nada fácil escribir para niños. Tienes que entender su lenguaje y su universo. Lo que ocurre es que este cuento lo escribí más como madre que como escritora a nivel profesional porque yo le contaba a mi hijo algún cuento algunas noches. No todas porque él tiene una biblioteca muy nutrida de cuentos y libros infantiles. Pero sí me inventaba algún cuento. Y hubo uno, este del tren fantasma concretamente, con el que se rio muchísimo. Quise recoger un recuerdo de todas aquellas noches de risas y ratos compartidos, y escogí esta historia. La escribí y ahí se quedó, en el ordenador, como un recuerdo que tuviera para cuando se hiciera mayor. Hoy tiene trece años.

M.G.- Y el protagonista de este cuento tiene seis años.

M.O.- Sí. El protagonista se llama Alan, igual que mi hijo. Es un nombre celta. Bueno, pues el cuento se quedó en mi ordenador. Pero un día, hablando con otros autores de adulto, uno de ellos comentó que estaría genial escribir un cuento infantil. Yo comenté que tenía uno, que no sabía si sería bueno o malo, y que era simplemente un recuerdo personal.  Pero se me encendió la lucecita. Así que lo comenté con Miguel López, el Hematocrítico, y con Ledicia Costas. También hablé con Espido Freire. Yo sabía que ellos eran del mundo infantil y juvenil. Así que les pedí que, cuando tuvieran un ratito, le echaran un vistazo al cuento, a ver lo que les parecía. El mismo día que se lo pasé a Miguel y a Ledicia, él me llamó y me comentó que le parecía muy bueno, que si le daba permiso para hablar con el director de Anaya, que él lo conocía. Le dije que sí. La pena es que, lamentablemente, Miguel nos dejó en noviembre del año pasado. Este cuento es un ejemplo de cómo la onda expansiva de generosidad de una persona, a pesar de que ya no esté, puede permanecer.

M.G.- Miguel estará contento de ver que has publicado el cuento.

M.O.- En su momento, supo que se iba a publicar pero ahora ya no está. Es emocionante recordarlo. Si no llega a ser por él, este cuento se hubiera quedado ahí guardado.

M.G.- El cuento se llama El tren fantasma. Cuenta la historia de Alan, un niño de seis años con mucha imaginación y con muy pocas ganas de dormir. Es una historia llena de fantasía y magia, ¿verdad?

M.O.- Y de aventuras. Pablo, el director de Anaya, me comentó que estaba muy sorprendido porque pensaba que yo era más seria. A ver, escribo para adultos, novelas de misterios, crímenes, pero también tengo vida. Soy madre, tengo seis sobrinos, y me muevo en otros universos, aunque no sean públicos. Pablo me dijo que el cuento les había gustado mucho porque no había moralina. El cuento es pura aventura y diversión pero no tiene ninguna directriz como hay ahora en los cuentos. No se habla de bullying, por ejemplo, aunque que se hable de esos temas en un cuento es algo maravilloso y necesario. Este cuento es pura locura para que los niños despierten ese lado aventurero y su imaginación.

M.G.- De no ser madre, ¿crees que hubieras escrito algún cuento infantil? 

M.O.- Confieso que no me habría atrevido jamás. No se me habría pasado por la cabeza escribir un cuento infantil. No hubiera tenido esa iniciativa si no me hubiese adentrado en ese universo, en el de mi propio hijo, sus amigos, mis sobrinos,... Ni siquiera durante mi infancia, más allá de mis hermanos, estuve rodeada de niños. De hecho, yo era la más joven de toda la familia. 




M.G.- Los textos son tuyos pero las ilustraciones son de Ana Zurita. ¿Cómo ha sido la colaboración con esta ilustradora? No sé si os conocéis de antes o ha sido la editorial la que os ha puesto en contacto.

M.O.- Pues mira, la ilustradora me la propuso Anaya. Yo había visto algún trabajo suyo y me pareció que sus dibujos eran ideales para el tono de la historia. Ha sido un trabajo en conjunto, entre Ana Zurita y Marta Álvarez, la editora. Han hecho un trabajo maravilloso a la hora de maquetar o de escoger un trozo de texto, ponerlo dentro de un bocadillo o no, o que siguiera el hilo narrativo. Las ilustraciones de Zurita complementan muy bien la historia. La cuentan, y le dan ese tono colorido, alegre y aventurero.

M.G.- Antes has comentado que escribir para niños es más difícil. Es la primera prueba que haces. ¿Cómo te ha resultado la experiencia o de qué recursos ha echado mano para construir una historia dirigida a niños de seis años aproximadamente?

M.O.- Bueno, como te he dicho, no fue pensado a nivel comercial, ni había estructurado la historia, con el típico inicio, nudo y desenlace. Esta historia ha sido creada de forma interactiva con mi hijo. Inventarte un cuento con el lector o el oyente delante tiene un riesgo, pero también algunas ventajas porque vas viendo sus reacciones en directo. Es algo que, con los adultos, no tienes. A medida que le iba contando el cuento, veía cuando se reía más, o cuando se detenía un poco la historia, o los giros que tenía que dar. La historia se fue construyendo sola, a base de discurso, de ser construida para un formato oral y que luego, sencillamente, he pasado a papel. 

M.G.- Hay dos personajes principales. Uno de ellos es Alan. ¿Qué le has prestado de tu hijo al personaje? Si le has prestado algo, claro.

M.O.- Bueno, es cierto que él también odiaba tener que irse a dormir. Pero con el tiempo ha aprendido que no se trata tanto de que lo entretengamos los demás, sino que la diversión está dentro de uno mismo. Es lo mismo que aprende el Alan del cuento. Si te fijas, el personaje está todo el rato buscando entretenimiento, pidiendo que le cuenten un cuento, pero solamente cuando él mismo es el protagonista de su propia historia, cuando tiene que tomar decisiones o ir de aquí a allá, es cuando realmente vive, cuando se lo está pasando bien y está viviendo aventuras. 

De todos modos, a Ana Zurita le pasé algunas fotos de mi hijo, de cuando tenía seis años, y también tenía el pelo rubito, como de pincho, al igual que el personaje. Es un guiño al verdadero Alan.




M.G.- Y hay otro personaje, una reina. Hay que decir que los personajes de este cuento viajan en tren y atraviesan un túnel del tiempo, para llegar a otra época de nuestra Historia. Esta reina rompe totalmente el estereotipo de las princesas de cuento. ¿Cómo es Jimena?

M.O.- Bueno, no quería construir un personaje totalmente anacrónico, pero sí quería un personaje divertido, y que los chavales de hoy pudieran ver un reflejo. No olvidemos que ella está acompañada de un elenco de guerreros. Y se llama Jimena en honor a una amiga de mi hijo. Cuando me inventé el cuento veníamos de Cantabria y esta niña es de Santander. Ella es la reina del Monteilheit porque el primer libro con el que yo me morí de risa, pero carcajadas en alto, fue De profesión, fantasma de Hubert Monteilhet. Es un autor francés que ambientó una historia en Escocia. Es el típico libro de Barco de Vapor, edición naranja. Es una pasada de cuento, con más de cien ediciones. Lo compré siendo adulta y descubrí que era un cuento con un poso de crítica social que yo no había detectado de pequeña.

M.G.- Antes me has comentado que no es un cuento con una intención de moralizar, es decir, no hay moralina en este cuento. Pero sí hay algo que me gusta y es lo que te decía antes, que Jimena rompe con el estereotipo. Y eso es importante.

M.O.- En mi opinión, a veces no se trata de dar discursos, de hablar tanto, sino de hacer y cambiar las cosas. Por eso, en mis novelas de adultos, procuro, con mucho cuidado, que haya buenos actores y actrices, es decir, personajes masculinos y femeninos. Esto es algo que también tiene que existir en el mundo infantil. Esta es una manera de dar el discurso pero de otra forma, mostrando de forma natural que una mujer puede dirigir un ejército o que un chico puede ser el torpe de la historia. No todo tiene que ser estereotipado. Cada uno determina su camino. Es el carácter el que determina el destino de cada uno.

M.G.- La historia se sitúa en Escocia. No sé si lo has hecho en honor al libro que me comentabas antes o hay otro motivo.

M.O.- Bueno, es un cúmulo de factores pero insisto, no es una historia reflexionada mucho antes de comenzar a escribirla, sino que fue escrita recordando algo que yo me había inventado a golpe de impulso. 

Hace muchos años, antes de ser madre, en una de mis visitas a Escocia, y justo al poco de entrar por la costa, llegas a un pueblecito que se llama St. Abbs, a unos cuarenta minutos de Edimburgo. Cuando lo visité, me pareció muy tranquilo y acogedor. En aquel momento, yo no era escritora sino que era abogada. Recuerdo que pensé que aquel pueblo era un sitio muy bonito para ubicar un cuento infantil o para idear una historia amable, para gente joven, envolvente, acogedora y cálida. Aquella idea se me quedó flotando en la cabeza y, como suele suceder con todas las historias, se fue cocinando poco a poco, hasta que llegó el momento en el que decide salir.

M.G.- María, sé que tienes una comunidad lectora ya configurada, a través de tus libros para adultos. Este cuento te va a abrir las puertas a otros nuevos lectores o a los hijos de los lectores que ya tienes. No sé si, en cierto modo, te impone abrir la puerta a esa nueva comunidad.

M.O.- Bueno, el sector infantil es difícil porque, además, es muy sincero. O gustas o no gustas. Y sí, me consta que muchos de mis lectores han pensado que este libro puede gustar a sus hijos, a sus nietos, o a sus sobrinos. Esos niños van a probar, van a leerte, y eso impone. De hecho, lo he dicho muchas veces, puedo estar en una sala con un aforo de trescientas personas adultas y estoy tan tranquila. Ni me tiembla el pulso, ni la voz. Sin embargo, recuerdo que una vez fui al colegio de mi hijo para dar una charla sobre libros y estaba aterrorizada. No sabía cómo manejar aquello. ¿Y si se reían? ¿Y si no se reían? 

M.G.- Porque, además, los niños es que no tienen filtro. Te dicen lo que piensan a las claras. 

M.O.- Exacto, no hay los filtros que se presuponen en los adultos. Esa honestidad no me da miedo, pero sí impone. Hay que hablar de la literatura infantil con mucho respeto. Ahora me preguntan si me voy a adentrar y siempre respondo que hay muchos expertos y profesionales que escriben maravillosamente, sin necesidad de ser padres siquiera, o siéndolo. Es un género que no está reconocido y que requiere muchísimo trabajo y esfuerzo, que va a generar nuevas generaciones de lectores. Así que, cuidado. Es muy importante el trabajo de los autores de infantil y juvenil.

M.G.- Sin embargo, el libro termina con la palabra «fin» entre signos de interrogación. Eso me ha hecho pensar que lo mismo tienes la idea de continuar con estas aventuras.

M.O.- Bueno, eso lo vi cuando el libro se había terminado de maquetar. Es cierto que, cuando le contaba el cuento a mi hijo, me inventé otras variantes. Te puedes imaginar que el tren fantasma puede viajar a otros lugares alucinantes. ¿Es posible que escriba alguna otra aventura del tren fantasma? Sí, por supuesto. ¿Es posible que me vaya a dedicar al género infantil? Pues mira, puede haber dos o tres aventuras más del tren fantasma pero mi idea no es dedicarme a este género. No porque no me parezca bonito y apasionante, sino porque carezco materialmente de tiempo. La novela para adulto me lleva muchísimo trabajo y luego están las promociones. He descubierto que, en literatura infantil y juvenil, las promociones son muy distintas. A través de Miguel López y Ledicia Costas conocí un lado del oficio que yo desconocía. Los autores de infantil trabajan en el mundo de los colegios, y apenas hay entrevistas. Los autores se hacen un periplo nacional, por colegios donde hacen cuenta-cuentos o una lectura. 

M.G.- Entiendo. Bueno, ya como última pregunta, y al margen de ese libro que has comentado antes, ¿recuerdas el primer cuento que leíste de niña o que te contaron?

M.O.- Recuerdo que, cuando era pequeña, y mi abuela Carmen venía a Vigo desde Cantabria, o nosotros íbamos a visitarla, nos cogía a mis hermanos y a mí y nos contaba cuentos por la noche que ella se inventaba. En esos cuentos, cada uno de nosotros éramos los protagonistas. Los personajes se llamaban como nosotros. Eso es lo mismo que yo hice con mi hijo o con mis sobrinos. Con eso lo que conseguías es que los niños estuvieran dentro de la historia.

M.G.- Bueno, María, pues no te robo más tiempo. Seguro que este libro va a encantar a los hijos de tus lectores de novela adulta o a nuevos lectores. A mí me ha parecido muy divertido. Es una edición preciosa y te deseo suerte con esta nueva aventura.

M.O.- Muchas gracias, de verdad.

M.G.- A ti. Saludos.

Sinopsis: A Alan no le gusta irse a la cama. Para ayudarlo a dormir, su padre decide leerle un cuento muy especial: El tren fantasma. Cuando Alan se queda dormido con él entre las manos... ¡se despierta dentro del tren de la historia! Y los fantasmas serán el último de sus problemas: montañas mágicas, tormentas terribles, amazonas con espadas... ¡Menuda aventura le espera!





domingo, 7 de abril de 2024

MARZO... ¡DE UN VISTAZO! (#03/2024)

Este marzo ha venido flojo. Y, en cierto sentido, se agradece. No me da la vida para leer todo lo que quiero. Lo curioso es que todos los libros que llegaron a mis manos en marzo tienen una pinta estupenda. Entre ellas, hay grandes novelas, de esas que te atrapan sin remedio, contando historias personales que parecen sacadas del mundo del celuloide. La novela negra no puede faltar en todo repaso que se precie. Y, por supuesto, el relato, un género que me encanta. Pero os cuento con más detalle.


[Para conocer la sinopsis de los libros expuestos 
solo tienes que clicar en cada título o en los enlaces a las reseñas]


Los comprados





Murakami ha vuelto. 
El autor fetiche de mi marido ha vuelto a publicar. Aprovechando que tenía que ir a la librería, le pregunté si quería que le comprara La ciudad y sus muros inciertos (Tusquets). Con la boca chica me dejo que no, que más adelante. Claro, claro, más adelante. Nada más entrar en la librería me topé con una pila de Murakamis, así que, sin muchos remilgos, lo cogí y lo compré. Creo que le quedan unas 50 páginas para acabarlo.




Los recibidos

La editorial Oberon publica dos curiosos títulos. Por un lado, Soy tu cerebro. Encantado de conocerte de Elías Azulay. Este libro nos propone un viaje hacia nuestras emociones más profundas, para descubrir cómo somos y cómo podemos potenciar nuestra manera de ser.





Por otro lado, ¡Sal de mi coco ya! de la Dra. Marine Colombel. ¿A vosotros no os boicotea vuestra mente? A mí es que me suele hacer mucho chantaje y, en ocasiones, me aturrullo con tanto pensamiento negativo. Este libro te explica cómo funcionan los pensamientos y, a través de ejercicios prácticos, te ayuda a canalizar estos traumas y pensamientos tóxicos que nos perturban.

La editorial Algaida publica Los adioses póstumos de Sergio Villanueva. Échale un ojo a la sinopsis, clicando en el título, ya verás qué intriga. No conocía a este autor que, además es actor y director. Ha participado en varias series que a todos nos suena.





Por su parte, la editorial Contraluz publica Mi Bárbara de Laura Andreu Noguera. Con más de setecientas páginas, esta novela nos cuenta la historia de la familia Navarro de Villalba en Granada. Bárbara será la sobrina de Pablo Navarro, una joven que encontrará en la ciudad de la Alhambra la última vuelta de tuerca que le cambiará para siempre.



La editorial Alfaguara publica Cuentos verdaderos de Rosa Montero. Se trata de un volumen en el que la autora ha recopilado sus crónicas publicadas en El País durante los años 1978 a 1988.  Me suele gustar mucho cómo escribe Rosa Montero, aunque su última novela, aquella que firmó junto a Olivier Truc, no me entusiasmó.



Como siempre, a casa llegaron unos cuantos libros para las entrevistas. Tuve oportunidad de sentarme a hablar con Reyes Monforte sobre La condesa maldita (Plaza & Janés). La autora vuelve a rescatar del olvido a una mujer. En esta ocasión pone la mirada en la condesa Tarnowska, acusada de instigar el asesinato de su prometido. Es una historia apasionante y un personaje más apasionante aún.






Con Mónica Ojeda no me pude sentar. La autora ecuatoriana firma un libro de relatos que lleva por título Chamanes eléctricos en la fiesta del sol (Random House). Ya sabéis que me gusta mucho el género, así que, lo tengo pendiente de lectura.

La editorial Planeta lanza Tu cerebro tiene hambre de Boticaria García (la Dra. Marián García). En este libro, la autora explora ese mundo de la nutrición que tanto nos interesa en los últimos tiempos, y nos explica qué hábitos debemos erradicar o qué cambios debemos introducir para perder grasa y ganar salud.





El ganador del Premio Primavera de este año ha recaído en Loor de Luis García-Rey (Espasa). Se trata de la segunda entrega que el autor y periodista deportivo inició con Axel. Está siendo una de mis actuales lecturas. Y con el autor podré conversar la próxima semana. 


Los ganados

Había varios sorteos interesantes a los que pretendía apuntarme pero se me pasaron totalmente. 

jueves, 4 de abril de 2024

REYES MONFORTE: ❝La condesa Tarnowska parece más un personaje de ficción que un personaje real❞

Me encantan las novelas de Reyes Monforte. No hay ni una que no me haya gustado. Y es que esta escritora siempre me ofrece historias fascinantes y me descubre a personas, especialmente mujeres, que han tenido una vida de película. Es lo que ocurre con su última publicación, La condesa maldita (Plaza & Janés) donde nos narra la historia de María Nikolaevna O’Rourke, condesa de Tarnowska, que fue acusada en 1907 de instigar el asesinato del que era su prometido, el conde Pavel Kamarovsky. El crimen fue cometido en el palacio que el conde tenía en Venecia, a manos del que era su mejor amigo, el poeta y amante de la condesa, Nicholas Naumov. Tras el crimen, tuvo lugar un juicio que se convirtió en el primer caso mediático de la Historia, ocupando numerosas portadas de los periódicos en el mundo. La condesa Tarnowska fue una mujer que levantaba pasiones, a la que todo el mundo amaba y admiraba. Desconocía por completo la historia de esta mujer, así que La condesa maldita me ha parecido una novela increíble, cuya lectura os recomiendo desde ya.

Reyes Monforte visitó Sevilla, justo antes de Semana Santa y esto es lo que me contó.

Marisa G.- Reyes, un placer tenerte en Sevilla de nuevo. Otro año más y con otra novela. Y además, una novela como esta, que me tiene tan impresionada. Yo no conocía la historia de esta mujer, de Maria Nikolaevna O’Rourke, condesa de Tarnowska. Y creo que esto le pasará a mucha gente. Tus novelas están llenas de mujeres increíbles, de personajes femeninos que sufren mucho, que aman mucho, que lo pasan mal. Percibo que te gusta especialmente poner la mirada en esos personajes femeninos que son grandes protagonistas.

Reyes M.-  Creo que de esto ya hemos hablado antes. Yo siempre voy buscando historias impresionantes, que impacten, que no sean muy conocidas. Da la casualidad de que suelen estar protagonizadas por mujeres, aunque ellas están rodeadas de muchos personajes masculinos. Pero no es algo premeditado. No voy buscando historias de mujeres porque las quiera devolver a la vida. Yo solo busco buenas historias. Y da la casualidad de que, de las diez novelas que he escrito, las diez son buenas historias protagonizadas por mujeres. A lo mejor, por eso llaman tanto la atención. Estamos acostumbrados a que nos cuenten las vidas de los caballeros, de señores que han hecho de todo, pero no nos han contado tantas historias protagonizadas por mujeres. Es verdad que, en todos mis libros, hay una protagonista principal femenina, pero son novelas muy corales. Sin los hombres no se entendería el papel de la protagonista y menos en el caso de la condesa Tarnowska

M.G.- A través de tus novelas hemos conocido la vida de África de la Hera o de Lina Codina, cuya historia me encantó. Ahora te centras en la condesa de Tarnowska. ¿Cómo llegas a conocer la existencia de esta mujer?

R.M.- De casualidad. Fue a través de un amigo que vive en Venecia. Fui a visitarlo y él me llevó al palacio Maurogonato, donde se cometió el crimen hace más de un siglo, el 4 de septiembre de 1907. Hoy, el palacio lo han convertido en el hotel Ala Venezia, cuyo bar lleva el nombre de Tarnowska, y donde el cóctel más pedido es el cóctel Tarnowska, bastante fuertecito, según me han dicho. El bar lo han convertido casi en un templo dedicado a la condesa, con fotos suyas por las paredes. Los artistas locales han hecho obras de arte sobre ella. Hay fotos de sus amantes y de la víctima. También puedes ver recortes de prensa porque el crimen no solo se recogió en la prensa italiana, sino que también salió en el New York Times. Aquel fue el primer gran juicio mediático de la historia. Mi amigo me dijo que terminaría escribiendo una novela sobre la Tarnowska. Esto que te cuento fue antes de la pandemia. Pero empecé a investigar, a leer más sobre ella, y me enganchó su historia. Me dije que tenía que escribir sobre esta mujer, que parecía más un personaje de ficción que un personaje real. 

M.G.- Sí, sí. Es que si te asomas un poco a su vida, y te das cuenta de que le pasaron muchísimas cosas.

R.M.- Sí, y todo con mucha intriga, mucha pasión, mucho amor, mucho odio, muchos celos, mucho sexo, mucho crimen. La condesa maldita y la propia condesa es un tratado de psicología, sobre todos los asuntos que asolan la condición humana.

M.G.- Era rusa, ¿no?

R.M.- Sí, sí. Hoy sería ucraniana, pero entonces era rusa. Ella era miembro de una de las familias más importantes de la alta sociedad de Rusia, muy cercana además a la corte zarista. De hecho, estuvo en la coronación del zar Nicolás II y también estuvo en la famosísima fiesta de disfraces que se celebró en el Palacio de Invierno en 1903, con motivo del 290º aniversario de los Romanov en el trono. Por cierto, la saga de La Guerra de las Galaxias se inspiró en aquella fiesta de disfraces para hacer su vestuario. Imagínate cómo sería aquello. Todo un escándalo. 

La condesa Tarnowska era una celebridad. Fue una mujer muy admirada. No se perdía una en los salones de baile y en las fiestas más exclusivas de Kiev, de San Petersburgo, de Moscú,... Y por supuesto, tampoco de París o de Viena. 

M.G.- Se casó muy joven con Wassily Tarnowski, un hombre que, digamos, la introdujo como en zonas muy oscuras.

R.M.- Sí, Wassily era un crápula, un mujeriego, un vividor. Ella se casó muy joven con él, cuando tenía dieciséis años. Huyó de la casa familiar para alejarse de la autoridad paterna. De los centenares de pretendientes que tenía, porque era muy guapa y atractiva, eligió al conde Tarnowska, al que el padre no podía ni ver. Fue él quien la introdujo en la prostitución consentida, en el mundo del masoquismo, de las fiestas alocadas, y de las drogas. Ella se dejaba llevar porque se debía a su marido y pensaba que aquello tenía que ser el matrimonio. Al final, se vio dando a luz a su primer hijo en la butaca de un baño, de una habitación de hotel, mientras su marido estaba yaciendo y pasándoselo bien con sus amantes. No con una, sino con varias. Hasta que ella se plantó y decidió dejar ser manipulada para pasar a ser la manipuladora. Dejó de ser sometida para ser ella la que sometía. Así, empezó a salir y a disfrutar de la vida. Al igual que la época estaba sedienta de revolución, pues ella también. Quería disfrutar al igual que disfrutaba su marido. Además, entendió que, como mujer de la época, el único poder que podía ejercer era el poder de la seducción. Y lo hizo sin importarle las consecuencias. Los hombres, sin ella pedirlo y para demostrarle su amor, se batían en duelo. Unos morían, otros quedaban malheridos, otros salían vivos de milagro. O se suicidaban, como su propio cuñado que, con dieciséis años se suicidó porque se enamoró de ella, y como vio que aquello era imposible, se suicidó colgándose de la ventana de la casa familiar. Había hombres que renunciaban a su riqueza, a su título nobiliario, a su familia, a su posición social,... Y todo porque caían rendidos bajo el brujo de la condesa, que era una especie de hechicera, sin ella pretenderlo. Eso sí, disfrutaba mucho de la situación, sobre todo, porque ella era la que dominaba, la que llevaba las riendas, y la que tenía el poder.


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M.G.- Todos los hombres se batían y perdían los papeles por ganarse el favor de ella. 

R.M.- El favor, el amor y querían todo lo que te puedas imaginar, claro. 

M.G.- Después de ese matrimonio, ella conoce a muchos hombres. Entre ellos, a la víctima, al conde Pavel Kamarowski. Ella orquesta su asesinato cuando se iba a casar con él.

R.M.- Sí. Ella terminó siendo acusada de instigar al asesinato de su prometido con la ayuda de sus dos amantes. En la novela se cuenta claramente, y se plantea si la condesa era realmente víctima o verdugo, inocente o culpable. Claro que participó pero, a ver cómo te cuento esto sin hacer spoilers. La condesa, muchas veces, actuaba movida por las circunstancias, o por las malas compañías, o porque no le quedaba otro remedio, o porque pensaba que, al final, no iba a pasar nada. Ten en cuenta que el autor material del crimen era un poeta. Un poeta que además tenía un problema con el alcohol y con el masoquismo. Por eso se enamoró tanto de la condesa porque ella era una maestra en eso, en dar placer a los hombres, cualquier tipo de placer que fuera. Además era el mejor amigo de la víctima. Kamarowski era su protector, su consejero, la persona que le había ayudado a publicar sus libros, porque era el mejor traductor de ruso de las obras de Charles Baudelaire. Es decir, que ella realmente nunca pensó que el poeta se fuera a atrever a matar a su mejor amigo. Lo que pasa es que fue borracho. Estuvo toda la noche bebiendo grappa. Se presentó en el palacio de Maurogonato y Kamarowski, como amigo, lo recibió con los brazos abiertos, y el otro le disparó cinco veces, alcanzándole cuatro disparos en el cuerpo. Lo mató porque no quería que Kamarowski se casara con la condesa, porque él la amaba y ella lo amaba a él. Bueno, los rusos conjugaban el verbo amar de un modo demasiado optimista, digamos. El crimen sorprendió mucho a la condesa porque ella esperaba que un poeta disparara con palabras, o con la pluma, pero no con un arma. 

M.G.- En esta novela vamos a encontrar amor, venganza, odio,... Son las grandes pasiones que siempre han movido al ser humano.

R.M.- Sí, claro, y siguen moviéndolo exactamente igual. Lo que pasa es que es con menos glamur porque claro, estamos hablando de la sociedad brillante de la Rusia zarista, del cosmopolitismo de la Costa Azul, de la coronación de Nicolás II, de la Exposición Universal de París, de aquella Venecia de los palacios de la aristocracia europea,... Entonces todo eran joyas, dinero, oro, con mucha pompa pero sigue pasando hoy. Acuérdate de lo que pasó, por ejemplo, en Cataluña, con el caso de la guardia urbana. Aquello fue más cutre, más de andar por casa, pero en el fondo es lo mismo, la historia de una femme fatale. Pero ocurre que el foco de atención siempre se pone sobre la mujer. Lo mismo puede ser tan culpable, tanto el autor material como el autor intelectual, como ocurrió con la condesa. Y toda la prensa internacional centró las culpas y, sobre todo, el foco mediático en la condesa. ¿Por qué? Pues porque sabía que vendía, porque era un personaje que vendía periódicos, era la gallina de los huevos de oro porque, de la misma manera que seducía a los hombres, seducía a todo el mundo. De hecho, las mujeres en Venecia empezaron a vestirse y a peinarse como ella. 

M.G.- O sea, ¿no la odiaban?

R.M.- No, no. No la odiaban.

M.G.- Es que te quería preguntar precisamente por eso. Si las mujeres la admiraban también.

R.M.- Si empezaban a imitarla. ¿Tú te acuerdas del fenómeno Bonnie and Clyde? Bueno, ellos sí eran asesinos pero a su alrededor había mucha fascinación enfermiza. La condesa tenía un magnetismo casi animal, un poder de seducción que ejercía incluso cuando no era consciente de ello. Y fíjate que, en el juicio, eligieron a un juez de 75 años, ya jubilado. Lo pusieron al frente porque pensaron que, con 75 años, y te hablo de 1910, que no son los 75 años de ahora, no caería rendido a los pies de ella. Pues según el New York Times, y teniendo en cuenta la sentencia que dictaron, también cayó rendido. Es más, uno de los carabineros que la escoltaban desde la prisión de la Giudecca al tribunal penal de Venecia fue retirado del servicio porque le fue descubierto un plan de huida para la condesa, pero sin que ella le hubiera pedido absolutamente nada. Y uno de los miembros del jurado también fue retirado porque se enamoró de ella y le escribió no sé cuántas cartas de amor. Y con ella no había cruzado ni una palabra. Pero sólo de observarla durante los días de juicio,... Es decir, que tenía algo.

M.G.- Levantaba pasiones.

R.M.- Eso, levantaba pasiones y bajos instintos. La gente quería estar en su presencia. De hecho, muchas mujeres de la alta sociedad veneciana se disfrazaban de campesinas para poder ir como público y no ser reconocidas. Querían estar cerca de la Tarnowska, verla, mirarla, escucharla, a ver si, como decía la prensa, era tan bella como para justificar un crimen. Como si las feas no pudieran justificarlo. Ella disfrutaba siendo el centro de atención. De hecho, durante los dos años y medio que estuvo en prisión preventiva, estudió italiano porque sabía que así iba a llegar mejor al jurado, al juez, a la gente de la calle, a todo el mundo. Al principio, tanto la prensa como la ciudadanía, empezaron a llamarla la nueva Mesalina, la nueva Lucrecia Borgia, la Circe moderna, la nueva Cleopatra, la nueva Salomé,... Le gritaban «¡a la horca!»«¡pena de muerte!»«¡asesina!», y tal. Pero en cuanto declaró como acusada y se retiró el velo que siempre llevaba, se escuchó un rumor, un «¡oh, qué bella, qué guapa es la condesa!»El velo se lo quitó con mucha parafernalia porque sabía que era un momento importante. La prensa empezó a publicar que liberaran a la condensa Tarnowska, que no tenía culpa de nada. La gente de la calle empezó a arrojarle ramos de flores y cartas de amor, dulces, regalos.

M.G.- Y de una mujer tan fascinante, ¿cómo se sabe tan poco de ella? Porque creo que esta historia no se han difundido mucho.

R.M.- Al principio del siglo XX fue una locura. Era una mujer de la que todo el mundo hablaba, el rostro más conocido de la época. El asesinato se cometió en 1907 y el juicio fue en 1910. Durante décadas siguieron hablando de la condesa Tarnowska. Lo que pasa es que ya sabes que tenemos una memoria bastante cortita. Hoy, casi ni nos acordamos de lo que ocurrió hace una semana o un mes. Desde luego, yo no conocía su historia, pero esta mujer ocupó portadas de todos los periódicos del mundo.

M.G.- Como esta.



R.M.- La prensa de España también publicó alguna noticia. El Abc, por ejemplo, publicó una portada dedicada a la condesa Tarnowska y al juicio. Es que fue el primer gran juicio mediático de la Historia. Ella lo llenaba todo. Más que con fotos, le hacían dibujos porque en aquella época no todos los periódicos tenían la posibilidad de tener la tecnología necesaria para la fotografía. Fue muy conocida. De hecho, el director de cine Luchino Visconti, al conocer la historia de la Tarnowska se obsesionó, igual que todos los demás se obsesionaban con ella. Visconti quería llevar su historia al cine, a la gran pantalla, pero Mussolini se lo impidió porque decía que la condesa no era un buen ejemplo para las mujeres italianas. Sin embargo, el director de cine siguió intentándolo, escribió guiones y guiones, y después de la guerra contrató a Romy Schneider para hacer de la condesa, y a Marcello Mastroianni para hacer de uno de sus amantes. Pensó en llamar la película Muerte en Venecia, fíjate, pero luego rodó otra con ese nombre porque como vio que no había manera de hacer la que él quería de la condesa. Yo tuve la suerte de conseguir el guion de Visconti, de leerlo y me encantó. 

M.G.- Muy interesante la vida de esta mujer. Y fíjate que, después del juicio, y después de pasar tiempo en prisión, ella sale libre, sigue su vida, y siguió teniendo amantes y maridos. 

R.M.- Sí, sí. Lo único que hizo fue cambiar de nombre porque, claro, lo de condesa Tarnowska era como si hoy día dices Beyoncé. No iba a poder ir a ningún sitio porque todo el mundo la conocía. Así que se cambió de nombre pero no cambió de vida. Al final de sus días, sí que se asentó un poco. Se volvió a casar, esta vez con Alfred de Villemer, y sobrevivió a todos, a sus maridos, a sus amantes, a sus cómplices, a absolutamente todos. 

M.G.- Y en la novela no solo te centras en el crimen y el juicio, sino que ahondas también en el pasado de la condesa. Un poco para que entendamos al personaje, sus motivaciones, y su comportamiento.

R.M.- Sí. La novela comienza con el crimen y luego sigue con el proceso judicial. Hay una frase del comisario que llevaba la investigación, que dice que todo crimen tiene su historia. Porque no se creían que una mujer como la condesa se pusiera a planear el asesinato de su prometido por un seguro de vida de medio millón de liras. Si se hubiera casado con él, hubiese tenido millones y millones. No tenía sentido. Si esta mujer no necesitaba el dinero. Pero el comisario decía que para entender un crimen y para que todo case bien, hay que conocer su historia. Y por eso, en la segunda y en la tercera parte del libro, se cuenta la historia de la condesa, para que entendamos cómo llegó a esa situación, cuál fue su pasado, y cómo se vio en la posición de planear el crimen.

M.G.- Con toda la información que has manejado sobre esta mujer, ¿qué es lo que más te ha sorprendido?

R.M.- Todo. Lo que he tenido que hacer es un ejercicio concienzudo para decidir qué dejo fuera. Con todo lo que he dejado fuera hay casi para otra novela. Es que esta mujer no parece un personaje real, sino uno de ficción, a la que van pasándole cosas y más cosas. A mí me ha sorprendido mucho ese instinto, ese poder de seducción que tenía, y que traspasa las páginas de la novela. 

El otro día, por ejemplo, Irene Villa decía que estaba leyendo La condesa maldita y que le daba lo mismo si la acusaban o condenaban, que ella era del equipo Tarnowska, que amaba a esta mujer. Incluso a través de las páginas de un libro o de una obra audiovisual tiene esa capacidad de seducir a la gente. Estás deseando que se libre, o que en el juicio le caiga la mínima condena, o que no le caiga nada porque conoces su historia y entiendes que, ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos, ni los inocentes son tan inocentes, ni los culpables son tan culpables. Y al conocer su historia, entiendes que ella ha sido víctima antes que verdugo, si alguna vez fue verdugo, y ahí lo dejo.

M.G.- Y lo dejamos, sí. Has mencionado que su vida es más propia de la ficción que de la realidad. ¿Hay mucha ficción en la novela? Porque al principio del libro lanzar una advertencia.

R.M.- Sí pero solo para advertir al lector que hay partes noveladas, pero no me he tenido que inventar grandes cosas. A lo mejor, durante la coronación del zar Nicolás II, pues he novelado un poquito más, pero con datos reales. Es decir, no hay nada inventado pero sí están novelados los diálogos. Eso, claro, forma parte de la ficción. 

M.G.- Reyes, y el juicio ¿cómo fue? Porque sé que tuvo lugar dos años y medio después de la acusación, y todo ese tiempo la condesa estuvo en prisión preventiva.

R.M.- Sí, pero no estuvo en prisión de cualquier manera. Hasta ahí podíamos llegar, ¡que ella era condesa! Así que tenía una celda de pago, que le pagaba su padre y otros admiradores secretos, que ni siquiera conocía. Ellos le enviaban dinero, flores, dulces,... Era una celda de prisión, pero ella tenía sábanas de seda, sus vestidos, sus libros, sus cremas y sus aceites para el cuerpo, para la cara, para el cabello. Además le pasaban la prensa diaria, tanto la nacional como la internacional. Es decir, no estaba en un hotel pero tampoco era una presa.

M.G.- Y en ese juicio intervino mucha gente, creo.

R.M.- Más de doscientos cincuenta testigos y centenares de especialistas. Solo a la condesa la examinaron veinticinco ginecólogos y psicólogos. Y la examinaron ginecólogos porque el equipo de defensa de la Tarnowska, que se lo curró muy bien desde el principio, quiso presentarla como una víctima de la mente perversa de los hombres; víctima de los prejuicios de la sociedad, ante una mujer guapa, seductora, inteligente, con ganas de libertad; y una víctima, también, de la salud mental. Este no fue solo el primer juicio mediático de la Historia, sino que fue también el primer juicio donde se admitieron los preceptos del psicoanálisis freudiano y la salud mental como eximente, aparte de los atenuantes por el consumo de drogas y alcohol, que eso hizo que las penas se redujera. Y los ginecólogos y los psicólogos la presentaron y la atestiguaron como una víctima. Y así está en las actas del juicio, porque no sólo tenía precedentes de locura en su rama materna, sino que los ginecólogos demostraron que, cuando dio a luz, se produjo un envenenamiento de su sangre y eso afectó a su actividad mental. Si lo hubiesen cogido a tiempo, la hubiesen operado en su momento, después de dar a luz, y no hubiese pasado nada. Pero bueno, la presentaron como una víctima y como tal quedó en gran parte del proceso.

M.G.- Esta vida es para llevarla al cine.

R.M.- Sí, a ver si tengo más suerte que Visconti. Es una historia que tiene muchas posibilidades, en la que hay crimen, intriga, pasión, sexo,.... 

M.G.- No le falta nada.

R.M.- Absolutamente nada. 

M.G.- Bueno, Reyes, un placer el conversar contigo. Estoy deseando ponerme con esta novela porque es fascinante. A medida que vas conociendo más sobre ella, te va enganchando cada vez más. 

R.M.- Te va enganchando la historia y te va enganchando ella. 

M.G.- Exactamente.

R.M.- Y entiendes a la doncella que tenía, a Elisa Perrier que, por cierto, fue detenida, encarcelada y juzgada. Aunque luego fue la única que quedó libre. Pero la entiendes porque Elisa tenía una dependencia de la condesa que no tiene explicación, pero así era. 

M.G.- Pues esperemos ver esta historia en la tele o en el cine. Un placer, Reyes.

R.M.- El placer siempre es mío. Gracias.

Sinopsis: Septiembre, 1907. Movido por los celos, el joven traductor ruso Nikolái Naumov dispara contra el conde Kamarowski en su palacio de Venecia al saber que contraerá matrimonio con la mujer que ama en secreto. Cuando el conde muere, la investigación policial apunta a su prometida, la condesa Tarnowska, como instigadora del crimen pasional junto con otro de sus amantes, el abogado Donato Prilukov. Tres años después comienza el juicio más escandaloso de la época, un proceso que sacudió los cimientos de la sociedad, revolucionó la prensa y cambió el sistema legal judicial admitiendo el psicoanálisis freudiano. Señalada como la primera femme fatale del siglo XX surgen dudas: ¿es la condesa culpable o inocente? ¿Víctima o verdugo? No hay crimen sin historia. La condesa maldita narra los días de una mujer arrolladora que coleccionó amantes, desafió los tabúes más férreos del momento y nunca renunció a su libertad. 

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